18 DE NOVIEMBRE DE 2011.- ARTERNATIVO
MARI CARMEN JIMÉNEZ
REPORTERA
La puesta en escena La inalterable certeza del Samovar, rinde tributo a su nombre: samovar, una especie de “tetera” hecha de metal, que tiene como función hacer té. Bajo la dirección de Jorge Vargas, quien retoma la obra del dramaturgo ruso y maestro del relato corto, Antón Chéjov, describe un sin fin de historias.
La característica que converge entre cada una de ellas es la conexión real que se mantiene entre la historia de los personajes y de los actores. Uno de las narraciones más desgarradoras es “Las tres hermanas”, en la cual Irina, Olga y Masha son víctimas de la guerra, de la milicia y de las reglas sociales que rigen el mandato ruso. Poco a poco aumenta la tragedia familiar, hasta un punto álgido donde pierden a su padre en un accidente.
Con una duración de dos horas y veinte minutos, la obra tiene como línea argumental la filosofía de varios teóricos y rusos, tales como Platón e Yves Klein. En un ambiente “mortuorio” pero, realista, los actores logran adentrar al espectador en la vida de cada uno de sus personajes, en sus anhelos al llegar a nuestro país,en sus amores y aventuras.
En el segundo acto, Sonia, Vania, Teleguin y Astrov cuentan una historia de amor prohibida entre los bosques, llena de desesperación y de un encuentro con el “yo” interior. Asimismo, persigue la búsqueda del individuo, por lo que invita al observador a recordar qué conoce sobre la cultura rusa como sus costumbres, gobernantes y estilo de vida.
Un detalle admirable es la combinación de elementos caseros como cubetas, gises, almohadas con plumas, fotografías y movimientos coreográficos, los cuales llevan al público a fijar su atención en el cambio de rumbo.
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