- “Desde que empecé a tocar la guitarra a los 14 ó 15 años me dio la cosquilla de hacer mis propias canciones”.
- Si quieres agarrar vicios o mujeres, o portarte bien, la guitarra es excelente, afirmó Julio.
30 de noviembre de 2011
Armando Mora Mora
Reportero
“Y voy a andar kilómetros de sal, mapas veloces de la soledad, palabras de la longitud andar, caminos de la arena sobre arena”entonaba el cantautor Julio Morales entre dos muros en el “Coronel Brown Café” mientras trece visitantes tomaban un café o comían alguno de los postres del lugar
Julio se detuvo y nos observó como buen anfitrión y preguntó si nos había costado trabajo llegar al lugar, contestamos que un poco por el tránsito de la ciudad y porque nos perdimos pero que por fin habíamos llegado, él sonrió y dijo “Qué gusto que hayan venido”, sólo dijimos “gracias”.
Paró por un momento de tocar y se decidió a comer con algunos amigos que llegaron a visitarlo, pidió un café y una baguette, se sentó en la mesa más cercana a su guitarra y micrófono, platicó, rió y después de unos minutos volvió a sentarse en una silla giratoria y comenzó a platicar con los clientes del café y dedicó Pedro “a todos aquellos hombres entre 15 y 100 años a los que su pareja les ha dicho alguna vez ‘mi amor, no me baja’”, la cual se encuentra en su disco Giranoche (2011) que vende en ochenta pesos.
Enseguida anunció “Ahí les va un súper hit, La mujer de la ventana y todos ovacionaron a Julio, de inmediato preguntó “¿La conocen?”, y a excepción de uno, dijeron “¡No!”, y así empezó: “La mujer de la ventana, que era copia de la Luna…”, canción premiada con el primer lugar en el concurso de composición, organizado por el Centro de Arte y Cultura “Circo Volador” en 1994.
“Mi mayor inspiración es esta ciudad, es la gente. En el Distrito Federal la vida da muchas vueltas, por eso La mujer de la ventanasalió de historias que uno se entera. A veces se ve a la prostitución y la marginación social como alejadas, pero a veces uno mismo es el propio marginado”, comentó en entrevista.
Preguntó si alguien había tenido un amor de lejos, de entre las mesas un joven llamado Jesús, respondió “Sí, en Toluca” e inició Amor de lejos de Chava Flores, a quien calificó como “un chingón, porque en una letra llevaba rima, ritmo, métrica, cada verso era parte de una historia, era un genio. Parece que hacía una etnografía de la Ciudad de México”. Y terminó con El crimen del expreso de El cronista de la ciudad.
Entre sus canciones, causó muchas sonrisas la adaptación a la composición Ojalá del trovador cubano Silvio Rodríguez, una de sus influencias musicales, junto con Pablo Milanés, Chava Flores, los españoles Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, así como Rockdrigo González y su amigo Gibrán Hernández e Israel Mota, a quien invitó a tocar algunas de sus canciones.
“Busco llegar a un sonido que me guste, busco madurar, encontrar almas gemelas a quienes les gusten mis canciones, no busco grandes foros. Me mueven las ganas de compartir lo que siento, es como una máscara social”, confesó.
Entre sus proyectos, se halla la novela Virgen de mis sombras (2009), que trata “de un hombre al que se le muere la esposa en circunstancias extrañas y se pone a investigar”.
Por último, enfatizó “El consejo a los chavos (que se quieran dedicar a la música) es encontrar su propia voz y serle fiel a ella”.
Julio se presentará todo el mes de diciembre en el “Coronel Brown Café”, ubicado en Yajalen 139, Residencial Cafetales, entre Eje 3 Oriente y Calzada de las Bombas, en donde ofrecerá su disco Giranoche (2011), el tercero después de Julio Morales (2004) y Aeropuertos (2008).